La electrónica de consumo no es la única industria sobre la que ha recaído buena parte del peso de esta crisis. Cualquier otro sector industrial cuya producción dependa de los semiconductores también se está viendo golpeado por la escasez de chips.
El consejero delegado de la marca Jeep, Christian Meunier, anticipó que la escasez de chips seguirá planteando problemas a los fabricantes de automóviles durante los próximos 6 a 12 meses, pero no cree que afecte el plan de lanzamiento de vehículos eléctricos de la marca.
«La escasez de chips sigue existiendo y todavía no se ha solucionado. No es una cuestión de días o semanas, sino que va para largo. Pero no creo que vaya a afectar los planes para 2025. Creo que vamos a tener un fuerte plan para la electrificación, para el suministro de baterías y el de chips. Para entonces habrá una solución», dijo Meunier, quien compareció ante los medios de comunicación con motivo del 80 aniversario de la creación de la marca especializada en todoterrenos.
«Creo que durante los próximos 6 a 12 meses va a seguir siendo un poco difícil», admitió.
El ejecutivo señaló que, «al mismo tiempo, un problema es siempre una buena oportunidad para hacer las cosas mejor» y apuntó que ello «se puede ver en el mercado norteamericano».
El impacto de la crisis de los semiconductores está siendo demoledor. De hecho, tiene ramificaciones mucho más profundas de lo que los usuarios podemos intuir si nos limitamos a observar en qué medida nos afecta de forma directa.
Es que la electrónica de consumo no es en absoluto la única industria sobre la que ha recaído buena parte del peso de esta crisis. Las compañías de automoción, los fabricantes de electrodomésticos y cualquier otro sector industrial cuya producción dependa en mayor o menor medida de los semiconductores también se están viendo profundamente lastrados por la escasez de chips
El profundo déficit de circuitos integrados en el que llevamos sumidos más de un año comenzó a gestarse mucho antes de que esta crisis diese sus primeras señales de vida. Los usuarios podemos tener la sensación de que la razón por la que es tan difícil comprar algunos dispositivos sin caer en las garras de los especuladores es que se están fabricando menos chips, pero la realidad es mucho más compleja.
Se estima que el déficit de chips se prolongue durante dos años más, por lo que parece poco probable que el desequilibrio entre la oferta y la demanda que nos ha colocado en esta situación expire antes de 2023.
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