diciembre 23, 2024

Cambiar el enfoque… la clave para salir de la sensación de estancamiento

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Muchas veces sentimos que no avanzamos y nos genera frustración por no estar logrando lo que nos proponemos.

Esa sensación de no ver los resultados que buscamos y por los que nos esforzamos y ponemos nuestra voluntad, y seguimos dando vueltas en círculo en el mismo lugar, o simplemente nuestros pasos no avanzan.

Todos somos seres con muchas dimensiones, con distintas capacidades e intereses y para cada uno hay cosas que sirven y cosas que no, motivaciones que potencian la creatividad y la productividad, y otras que las obstaculizan.

Si tenemos claro a dónde queremos llegar, qué queremos construir con lo que estamos emprendiendo o cómo nos gustaría orientar nuestro proyecto cuando nos animemos a comenzarlo, a partir de ahí tenemos que plantearnos objetivos. Los objetivos nos ayudan a orientar las acciones para poder concretar paso a paso en el día a día esa idea que tenemos en mente de lo que soñamos.

Tienen que ser viables para que nos permitan orientar diariamente lo que vamos a hacer para ir acercándonos a esa visualización que nos motiva.

Pero no basta con la intención o la idea, aún si conocemos lo que queremos lograr, si no generamos la organización necesaria para mantener la constancia y la disciplina, el mero hecho de plantear objetivos no nos resuelve el asunto. Para que sirva tenemos que enfocarnos en no perder el tiempo con objetivos indefinidos que sólo nos hacen sentir estancados en la ilusión de realizarlos y quedarnos varados en la intención.

Objetivos con realidad son positivos, muy específicos, medibles y tienen plazos.

Si cumple con esas cuatro características, tenemos un buen objetivo. Nunca vamos a lograr todo lo que podríamos lograr si no cambiamos nuestra forma de plantearnos objetivos.

Positivos: es mejor proponernos capacitarnos sobre un tema general y de ese especificar un subtema puntual que necesitamos para desarrollarnos, en lugar de pensar en las cosas que no deberían distraernos de lo que debemos hacer.

Muy específicos: Mientras más específico sean nuestros objetivos, muchas más posibilidades de cumplirlo tenemos. Porque es posible que no cumplamos nunca con nuestro objetivo por pasarnos toda la vida investigando y sobrecargándonos de información.

Medibles: Mientras más específico, más fácil de medir será. Es muy fácil ver cuándo cumplimos porque si nos propusimos estudiar dos temas y estudiamos sólo uno, no cumplimos, no hay discusión.

Tienen plazos: No sirve de nada que nos propongamos cosas indeterminadas sin ponernos un plazo. Tenemos que ponernos plazos para cada paso que implica elaborar el proyecto y no estar contra reloj por no haber previsto o no haber definido plazos que cumplir.

Una vez que nos planteamos objetivos viables, hay que mantener el foco y direccionar las acciones todos los días hacia ahí.

O sea, tenemos que desarrollar los hábitos que van a sostenernos todos los días y sobre los cuales nos vamos a organizar.

Significa definir nuestra rutina con distintos momentos y acciones que sí o sí tenemos que mantener y ejercitar, ya que son las que nos van a conectar con ese objetivo espectacular que elaboramos.

Esto nos permite equilibrar, mantenernos enfocados y motivados con nuestro objetivo y acomodar nuestras actividades a nuestra rutina; nos da tranquilidad y podemos enfocarnos en lo que falta que hagamos para alcanzar nuestro objetivo en armonía con las otras cosas importantes de nuestra vida como la familia, el descanso, entretenimiento, viajar, etc.

La rutina y los hábitos nos permiten liberarnos tiempo, enfocarnos y direccionar todo lo que hagamos hacia eso que estamos emprendiendo, que es lo que realmente importa y salir del estancamiento que sentimos.