Mientras haya restricciones sanitarias a la movilidad, la recuperación de los distintos sectores intervinientes en la economía será heterogénea y las ayudas del gobierno, si bien existentes, no llegan a cubrir todo el impacto sobre sus consecuencias.
Arranco el año con paritarias que acordaron incrementos alrededor del 29%, más tarde sobre mayo se revisaron pasando en torno al 43%. Hoy, ya hay gremios haciendo sondeos con cámaras y empresas para sobre setiembre, quizás octubre a más tardar solicitar un nuevo ajuste del orden del 5 al 7% adicional que podrá plasmarse mediante diferentes mecanismos: porcentaje directo, suma fija remunerativa o no, a cuenta de futuros aumentos. La creatividad de la mesa de negociaciones suele tener herramientas que lo resolverán en cuando a la forma y oportunidad de implementarlo.
Desde las áreas de sindicatos y trabajadores las razones de los pedidos se imponen, pero ¿cómo responderán las empresas? ¿Podrán acceder? ¿Están en condiciones?.
El empresariado siempre se mostró comprensivo de estas situaciones y en general acompañó, pero la situación actual lleva largo tiempo y aún el panorama es poco claro: hay actividades que todavía hoy y desde el comienzo, casi 18 meses atrás, no han podido restablecerse: turismo, hotelería, transporte, aéreos. Y otras que funcionan en un marco de múltiples y cambiantes limitaciones como gastronomía, comercio, retail y su impacto en mayoristas, distribuidores y shoppings, recreación, teatro, cines, entre otras.
Desde octubre pasado hay sectores que poco a poco fueron recomponiendo su actividad como electrodomésticos, siderurgia, maquinaria, metalurgia, electrónica, construcción, cemento, cerámicos, ladrillos, farmacéutica, alimentos y bebidas, higiene, logística, agroindustria entre otros. Si bien esto es una realidad, también lo es el hecho que han sufrido un fuerte impacto en sus costos productivos del mayor ausentismo de enfermos y licenciados Covid teniendo que recurrir a reemplazos de mano de obra y capital humano adicional, pagos de viáticos de movilidad. A su vez, han tenido que diseñar e implementar nuevos lay-outs de áreas de trabajo operativo y/u oficinas, compra de insumos para prevenciones de contagio Covid, entre otros gastos.
Mientras haya restricciones sanitarias a la movilidad, la recuperación de los distintos sectores intervinientes en la economía será heterogénea y las ayudas del gobierno, si bien existentes, no llegan a cubrir todo el impacto sobre sus consecuencias.
En este escenario marco se impone que todas las conversaciones resulten responsables y que consideren que la recuperación será paulatina, en la medida que se logre dominar más integralmente este virus que cambió la vida de todos de un día para otro.
Las actividades mencionadas que están en niveles cuasi-normales deberán reaccionar primero por iniciativas propias y/o presionados por sus respectivos gremios con el impacto consecuente en el personal fuera de convenio. Las que aún pudieron salir de la situación pandémica que limita o hace inexistente su funcionamiento demorarán su reacción: no se los debe obligar desde gobierno o gremios porque podría ser su partida de defunción.
A su vez, en ninguno de los casos se debería descuidar el personal con competencias y calificaciones difíciles de reemplazar. Las empresas son personas con sus habilidades que le dan sentido y realismo a la organización. Sólo las personas pueden concretar los objetivos de las organizaciones y son el único factor que las hace sostenibles.
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