La automotriz alemana está enfrentando una caída de la demanda a nivel global, especialmente desde China, su principal mercado. Además del cierre de fábricas y despidos, implementaría una rebaja de 10% de los salarios de sus trabajadores.
El primer grupo automovilístico europeo, el alemán Volkswagen, planea cerrar al menos tres fábricas en Alemania y suprimir «decenas de miles» de empleos, anunció el comité de empresa.
«El directorio quiere cerrar al menos tres plantas de VW en Alemania. También pretende reducir el tamaño de todas las plantas restantes en el país», declaró en un comunicado la presidenta del comité de empresa del grupo, Daniela Cavallo.
Según un artículo del diario económico Handelsblatt, el fabricantes de autos quiere economizar 4.000 millones de euros. «La próxima reunión para las negociaciones salariales es el miércoles, y es un hecho que Volkswagen se encuentra en un punto de inflexión en su historia. La situación es grave, y la responsabilidad de los interlocutores sociales es enorme», añadió.
El plan, presentado por la dirección, incluye un recorte salarial del 10% para todos los empleados y el traslado al extranjero de numerosas actividades del grupo, actualmente en Alemania, indicó la presidenta del comité de empresa en un comunicado.
Sin confirmar las medidas en lo inmediato, la dirección del grupo indicó en un comunicado que debía «atajar el problema en sus raíces». «El mercado automovilístico europeo perdió 2 millones de vehículos desde 2020», añadió.
«No estamos siendo lo suficientemente productivos en nuestras plantas alemanas, y los costes de fábrica son actualmente entre un 25% y un 50% más altos de lo que habíamos previsto», explicó.
Los planes de Volkswagen, que emplea a 120.000 personas en Alemania, coinciden con un momento económico difícil en el país, lo que contribuye al alto nivel de impopularidad del gobierno.
Un portavoz del jefe de gobierno Olaf Scholz, que pertenece al partido socialdemócrata, advirtió contra una oleada de despidos.
La marca alemana sufre la caída de la demanda en varias partes del mundo, sobre todo en China, su principal mercado.
A esto se suma el avance de las marcas chinas en todo el continente, especialmente en el segmento de vehículos eléctricos, que está golpeando a todas las automotrices de la región.
Los países de la UE vienen impulsando la adopción de elevados derechos de aduana sobre los automóviles eléctricos chinos, una iniciativa que de inmediato motivó una airada respuesta del gigante asiático.
La iniciativa prevé aranceles adicionales provisorios de hasta un 36% a vehículos eléctricos chinos, que se añadirían a la tasa ya existente, del 10%.
El plan es imponer aranceles adicionales a los mayores fabricantes chinos: 17% a BYD, 19,3% a Geely y 36,3% a SAIC. Al resto de fabricantes se les impondrá una tasa adicional media de 21,3% si cooperaron con la investigación sobre subsidios, y del 36,3% en caso contrario. Así, en determinados casos, los derechos de aduana podrían ascender a más del 46%.
En una nota oficial mencionada por el canal estatal CCTV, el ministerio chino de Comercio indicó que el país «se opone firmemente a las prácticas proteccionistas injustas, no conformes e irrazonables de la UE en este caso».
La Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, había propuesto en julio imponer elevados aranceles provisionales a los fabricantes chinos, por sospechas de que esas firmas se benefician de ayudas estatales.
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